miércoles, 30 de septiembre de 2009

La misa del diablo

Cerca de Aínsa, Huesca, vivó en la edad Media el barón Artal de Mur, personaje que ocupaba la mayor parte de su tiempo en ir de caza por aquella zona. En una de las cacerias fue a dar con un jabalí al que persiguió junto a sus perros hasta que acorralado, el jabalí no tuvo escapatoria. En el momento que el barón se disponia a clavarle la lanza éste le habló y le pidió que no lo matase, asegurandole que no se arrepentiria de ello. Asombrado el barón detuvo el brazo y le perdonó la vida, sujetó a sus perros y lo dejó marchar.

Aquella noche, en la fortaleza del barón, entre los leños de laa chimenea se le apareció una figura rodeada de llamas. Era el Diablo, y le contó al barón que era él mismo el que habia encontrado por la mañana con la figura de un jabalí. En señal de gratitud por haberle perdonado la vida, el Diablo le ptrometió al barón que su hijo, que se encontraba lejos de casa luchando en la guerra contra los árabes, regresaría de la guerra sin ningún daño, pues él lo tomaria bajo su protección. Como prueba de su promesa, le dejó un tizón encendido encima de la mesa.

El barón se quedó dormido y cuando despertó pensó que lo ocurrido era un sueño, pero sobre la mesa, el tizón se habia convertido en un pedazo de oro puro. Al poco tiempo el hijo del barón regresó a casa sano y salvo y el barón valorando todo lo ocurrido decidió celebrar una misa una vez al año por el alma del diablo. La tradición se mantuvo durante varios años.


martes, 28 de julio de 2009

El tributo de las 100 doncellas

El tributo de las 100 doncellas

En el siglo VIII el rey Mauregato se comprometió a entregar a los árabes, como tributo, cien doncellas cada año, la mitad de alto linage y las otras de origen popular. Ésta obligación causaba una gran dolor entre los cristianos, hasta que el rey Ramiro I, sucesor de Alfonso el Casto, decidió acabar con la "humillante carga" y así se lo comunicó al embajador del rey árabe Abderramán. Éste preparó un ejército de más de doscientos mil hombres y los envió al reino cristiano con la intención de castigar aquella insumisión. Ante el avancel ejército musulmán, el rey Ramiro convocó en León a todos los príncipes, arzobispos, obispos, abades y otros varones del reino, y a todos sus pueblos, para presentar batalla. El primer encuentro tuvo lugar en Albelda de Iregua, Logroño y acabó con una fuerte derrota cristiana. Sin embargo, aquella misma noche el apóstol Santiago se apareció al rey Ramiro y le prometió que al día siguiente estaria con sus hombres en el campo de batalla. El apóstol cumplió su palabra y en la siguiente jornada, en Clavijo, cerca del lugar donde la jornada anterior los cristianos habían sido derrotados, se le vio surgir resplandeciente, montado en un caballo blanco, con una larga espada en una mano y en la otra un estandarte con la cruz.

El apóstol acuchillaba con furia al enemigo y lleno sus corazones de pavor, como de coraje el de la gente cristiana, que logró rechazar a los moros hasta el Ebro. Aquella victoria marcoo la abolición del deshonroso tributo, el cual se recuerda todavía en diversas localidades con una ceremonia conmemorativa, "las Cantaderas", donde un grupo de doncellas van conducidas por una encargada llamada "sotadera".

miércoles, 1 de julio de 2009

La leyenda de Tártalo

La leyenda de Tártalo

Tártalo era un gigante cíclope que vivia en un gruta cercana a Cegama (Guipúzcoa). Su dieta consistia en seres humanos, a los que cazaba y hacia a la brasa ensartándalos en un asador.



Un dia Tártalo cazó a dos hermanos y se los llevó a su gruta. Mientras asaba a uno de ellos, al otro le puso un anillo que tenia el poder de decir: "estoy aquí, estoy aquí!". Despues de comerse al hermaso asado, Tártalo se echó a dormir. Mientras tanto el hermano superviviente se hizo con el asador, lo puso al fuego y en el momento en que se puso al rojo vivo se lo pegó al ojo a Tártalo, dejandolo ciego. Así logró escapar de la gruta el hermano, aunque todavia llevaba puesto el anillo que denunciaba su posición. Logró quitárselo y tirarlo a un pozo muy hondo desde donde seguia diciendo: "estoy aquí, estoy aquí!". Ansioso de venganza Tártalo salió corriendo de la gruta y echó a correr siguiendo la voz, cayendo al pozo y muriendo ahogado.

martes, 30 de junio de 2009

El Ome Choto

El Ome choto

El ome choto nació en la Guarguera, en el Serrablo aragonés, fruto de los amores entre una pastora y un macho cabrío. La madre intentó ocultar de la vista a su extraño hijo de aire canino y muy peludo que saltaba por las peñas como una cabra y guardaba los rebaños de su madre.

La leyenda dice que el ome chote tuvo la desgracia de enamorarse de una joven dama que vino a retirarse una temporada a un castillo cercano. Ella solía salir del castillo y recorrer los parajes cercanos a caballo y el ome chote atraido por su olor y belleza la seguia a todas partes.

Con el tiempo ella se dio cuenta de que estaba siendo acechada y como era tan curiosa comocaritativa permitió que el ome chote se acercara. Se hicieron amigos y el les explicaba los misterios de la montaña.

El ome choto fue concibiendo un amor obsesivo e imposible por la dama hasta el punto que olvidó sus deberes y abandonó el rebaño de su madre. Al cabo del tiempo la dama regresó a su ciudad y el ome choto se volvió loco, saltando de roca en roca como una cabra, hasta que se despeñó y perdió la vida.