miércoles, 30 de septiembre de 2009

La misa del diablo

Cerca de Aínsa, Huesca, vivó en la edad Media el barón Artal de Mur, personaje que ocupaba la mayor parte de su tiempo en ir de caza por aquella zona. En una de las cacerias fue a dar con un jabalí al que persiguió junto a sus perros hasta que acorralado, el jabalí no tuvo escapatoria. En el momento que el barón se disponia a clavarle la lanza éste le habló y le pidió que no lo matase, asegurandole que no se arrepentiria de ello. Asombrado el barón detuvo el brazo y le perdonó la vida, sujetó a sus perros y lo dejó marchar.

Aquella noche, en la fortaleza del barón, entre los leños de laa chimenea se le apareció una figura rodeada de llamas. Era el Diablo, y le contó al barón que era él mismo el que habia encontrado por la mañana con la figura de un jabalí. En señal de gratitud por haberle perdonado la vida, el Diablo le ptrometió al barón que su hijo, que se encontraba lejos de casa luchando en la guerra contra los árabes, regresaría de la guerra sin ningún daño, pues él lo tomaria bajo su protección. Como prueba de su promesa, le dejó un tizón encendido encima de la mesa.

El barón se quedó dormido y cuando despertó pensó que lo ocurrido era un sueño, pero sobre la mesa, el tizón se habia convertido en un pedazo de oro puro. Al poco tiempo el hijo del barón regresó a casa sano y salvo y el barón valorando todo lo ocurrido decidió celebrar una misa una vez al año por el alma del diablo. La tradición se mantuvo durante varios años.