viernes, 1 de abril de 2011

La roca Tarpeya


Julio César dijo "Amo la traición, pero odio al traidor".

Al igual que Julio César, Roma odiaba la traición y es por ello que durante la República los traidores (y asesinos) eran ejecutados arrojándolos al vacío desde lo alto de la roca Tarpeya (la cima de la colina Capitolina). La última imagen que veian era el esplendor de Roma, su foro.

En la cima de la colina se encontraban dos Templos, uno dedicado a Saturno, donde se guardaba el tesoro de Roma (en el año 49 A.C. el templo fue saqueado por Julio Céar) y otro dedicado a Júpiter Catolino. Ambos templos sustituyeron a los altares construidos por los Sabinos.

Como no podía ser de otro modo el origen de esta famosa roca está relacionado con la traición.

La leyenda empieza tras el Rapto de las Sabinas a manos de los Romanos, cuando Tito Tacio atacó la ciudad de Roma. La Virgen vestal Tarpeya traicionó a su padre (el gobernador) y a su pueblo al abrir las puertas de la muralla de la ciudadela de la colina Capitolina para facilitar el paso de las tropas enemigas. Dicen que a cambio de su traición pidió a los sabinos que le dieran aquello que traian en sus brazos. Pensando que obentendria brazaletes de oro, Tarpeya fue golpeada por los escudos de los sabinos, pues los llebavan en sus brazos, y arrojada al vacio
desde la cima de la colina, por lo que a partir de entonces recibió su nombre.

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