martes, 28 de junio de 2011

El arco de Santa María de Burgos

El arco de Santa María era en origen una de las doce puertas de la muralla medieval que rodeaba la ciudad de Burgos. Esta puerta comunicaba la ciudad con el puente de Santa María que permitía cruzar el río Arlazón y llegar a la plaza de San Fernando, donde se encuentra todavía la catedral.

El aspecto actual de la Puerta de Santa María se debe a una reforma realizada entre los años 1536 y 1553 con motivo de la visita del emperador Carlos V durante su viaje a Yuste. El emperador atravesó la puerta de Santa María el martes día 13 de Octubre de 1556. Estaba malhumorado por la desorganización del viaje y por una reciente indigestión sufrida pocos días antes, la gota apenas le permitía caminar y su malestar era evidente. Había programado este último viaje de 90 leguas en 21 etapas, tenia la intención de retirarse a Yuste para descansar y prepararse para la hora de su muerte.


Burgos Civitates Orbis Terrarum, vol. I, lám. 6 Colonia, Georg Braun (edición) 1572


La remodelación de la puerta se encargó a Juan de Vallejo y a Francisco de Colonia quienes la proyectaron como si fuera un castillo con un gran retablo en el centro.


Imagen extraida de wikipedia


La puerta se enmarca por dos grandes cilindros con forma de torre y se estructura en tres cuerpos horizontales bien diferenciados, pues están separados por impostas.

En la parte inferior se encuentra el arco de medio punto que sirve de acceso, está flanqueado por dos columnas y decorado con dos bustos.

En la parte central la decoración se organiza como en un retablo divido en dos pisos y unidos por columnas. En cada piso encontramos tres hornacinas con una estatua cada una, todas obras del escultor Martín Ochoa de Arteaga. En este retablo de piedra está representada la historia (o más bien leyenda) de Castilla resumida mediante seis personajes.

En la parte superior en el centro se situa la figura de Carlos V rodeado por Fernán González (el primer conde independiente de Castilla) a la izquierda y el Cid Campeador a la izquierda. En la parte inferior en el centro, el Conde Diego Rodríguez Porcelos, fundador de la ciudad, rodeado por los jueces de Castilla, a la izquierda Nuño Rasura y a la derecha Laín Calvo. Justo encima de Carlos V aparece la figura del ángel de la guarda con el mapa de la ciudad entre sus manos.

Coronando todo el conjunto tenemos la figura de la Virgen Maria con el niño entre sus brazos, que da nombre a la puerta.

Se puede acceder al interior del arco a través de unas escaleras de época medieval. El interior se encuentra actualmente reformado pero se conservan algunas yeserias mudéjares. En el piso principal está la sala Poridad, un salón octogonal donde se reunía el consejo de la ciudad de Burgos hasta el año 1780. En esta sala se guardan algunos de los tesoros de la ciudad, como el artesonado mudéjar en el techo de la sala, el cuadro "El Cid y Doña Jimena" del artista burgalés Marceliano Santa María, un hueso del Cid Campeador, la medida patrón de la vara castellana, la antigua puerta blindada de acceso al archivo del Arco, etc.

Desde esta sala se puede acceder al piso superior mediante una escalera de caracol. En esta planta se ubica el museo de Farmacia en el que se conservan algunos de los tarros de boticario del desaparecido Hospital de San Juan, su botica fue una de las más importantes de España.

El arco de Santa María fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional en el año 1943.




sábado, 25 de junio de 2011

Caldas da Rainha


En el año 1485 la reina Leonor de Portugal mandó construir el primer hospital termal.

Según la leyenda en el año 1484 Doña Leonor, esposa del rey portugués Joao II, se dirigía a Batalha y por el camino pasó por Caldas de Óbidos. Esta zona era frecuentada por leprosos y enfermos de reumatismo que buscaban alivio para su enfermedad en las sulfurosas aguas de este lugar. Ya en época de los romanos se construyeron unos baños pero el paso de los años y las diferentes batallas lo destruyeron y las ruinas fueron utilizadas por los enfermos y leprosos durante la edad media.

Leonor quedó impactada al ver las malas condiciones en que se encontraban los baños y compadeciéndose de los enfermos y leprosos decidió construir un hospital termal. Existe otra variante de la historia que explica que Leonor se encontraba enferma en Almeirin y sus médicos le aconsejaron que se diera unos baños en aquel lugar. La reina ordenó la construcción de un tanque y probó el tratamiento de las aguas, al ver que surgían efecto y su enfermedad remitía prometió construir un hospital.

En el año 1485 se iniciaron las obras pero fue en 1488 cuando se dio un verdadero impulso y se construyó el hospital y la iglesia anexa, ambos dedicados a Nuestra Señora del Pueblo.

Alrededor de este complejo hospitalario se asentó una nueva población que recibió el nombre de Caldas da Rainha. La preocupación de Leonor por la población era evidente ya que se concedieron privilegios y libertades para todos aquellos que se instalasen en ella y en el año 1511 el rey Manuel le concedió el título de Villa.

Aún así el mantenimiento del hospital y la iglesia requerían una fuente de ingresos constante por lo que Leonor decidió donar las rentas que percibía y sus derechos sobre las tierras de Óbidos, Aldeia Galega y Merciana. También vendió parte de sus joyas para adquirir el mobiliario, utensilios, ropas y otros objetos necesarios para el hospital.

El apoyo de las autoridades religiosas tambien fue muy importante, en este caso para la construcción de la iglesia. El cardenal Alpedrinha, confesor de la reina Leonor, consiguió las bulas papales necesarias para su construcción.

Las obras se realizaron en diferentes etapas, ya que el hospital fue ampliándose a lo largo del tiempo. En el año 1490 la iglesia y el hospital ya funcionaban a pleno rendimiento. El hospital era un edificio de dos plantas; en la planta baja se encontraban los baños y la enfermería con aquellos enfermos que debían guardar reposo en cama, esta zona conectaba con la iglesia con lo que los enfermos podían asistir a la misa. En el piso de arriba había un total de 110 camas, unas 70 se reservaban para los más pobres.

El tratamiento termal sólo se practicaba entre el 1 de abril y el último día de septiembre. El primer día se leía el Compromiso, una serie de reglas establecidas por la reina Leonor para garantizar el buen funcionamiento de su hospital.

Durante el siglo XVI el hospital se consolidó como institución de salud y asistencia médica ofreciendo una gran diversidad de servicios. Posteriormente en el siglo XVII fue objeto de una gran cantidad de reformas dado el interés que tenían los monarcas por el lugar. El rey Joao V visitó Caldas da Rainha trece veces entre 1742 y 1748. También proyectó una serie de obras llevadas a cabo por Manuel da Maria, ingeniero mayor y Eugenio dos Santos. Las obras se iniciaron en 1747 e incluían la creación de una red de abastecimiento de agua para la villa. Las obras que se llevaron a cabo destruyeron el edificio original construido bajo el mecenazgo de la reina Leonor por uno mucho más funcional.

En el siglo XIX los baños se transformaron en una moda social en toda Europa. Ya no solo se recomendaban estos tratamientos para la salud física sino también para el bienestar psicológico. Se crearon jardines para pasear, leer, relajarse... espacios de convivencia. Estos cambios fueron promovidos por Rodrigo Maria Berguó, administrador del hospital quien quiso que este se convirtiera en un punto de referencia a nivel mundial.



El actual edificio termal de Caldas da Rainha

domingo, 19 de junio de 2011

El puerto de Madrid

Si se hubiera llevado a cabo el estudio realizado por el arquitecto e ingeniero militar español de origen romano, Juan Bautista Antonelli, hoy Madrid tendría un puerto que enlazaría con la costa atlántica.

En el año 1581 Felipe II decidió instalar la corte en Madrid convirtiéndose en la capital del Imperio. Se pensó entonces que puesto que era capital debía ser también puerto marítimo y a pesar de estar situada en el centro de la península se empezó a estudiar el proyecto.


Vista de Madrid desde el oeste, frente a la puerta de la Vega, por Anton Van der Wyngaerde (llamado en España "Antonio de las Viñas") en 1562,
encargado por Felipe II de recoger vistas de sus ciudades.


Hacía poco tiempo que el monarca había visto en Flandes el juegos de canales y esclusas que enlazaban las diferentes comarcas y facilitaban el transporte de personas, animales y objetos por lo que prestó especial atención al proyecto que podía convertir a la capital en un puerto atlántico mediante una vía acuática que tendría su final en Lisboa, no olvidemos que en 1580 Portugal pasó a formar parte del Imperio español hasta su independencia en 1640.

El encargado de realizar el estudio y proyecto fue Juan Bautista Antonelli, arquitecto e ingeniero militar con una basta experiencia en la canalización de ríos y construcción de fortalezas. Antonelli estudió la manera de enlazar Madrid con la costa atlántica mediante la navegación por el río Manzanares y enlazando con el Tajo, el cual desemboca en el océano Atlántico. Aunque el Manzanares nunca ha sido un río caudaloso Antonelli pretendía solventar este problema desviando las aguas del río Jarama al Manzanares mediante un sistema de esclusas de manera que los barcos pudiesen navegar por este hasta llegar al Tajo. Así mismo también debian de realizarse trabajos de adaptación en el Tajo como la remodelación de los puentes del Arzobispo y Alcántara y un diseño especial de embarcaciones para adaptarlas a su calado.

Finalmente el proyecto no puedo llevarse a cabo, no por considerarlo imposible si no por su elevado coste. En aquellos momentos se estaba preparando la armada que debía invadir Inglaterra y todos los esfuerzos económicos y materiales debían centrarse en esa empresa de la que dependía el futuro del Imperio. Como bien sabemos la empresa acabó desastrosamente para España, sumiendo al reino en una crisis económica y en un sentimiento de malestar y pesimismo general. Seguramente Felipe II pensó que bastante hundido estaba su orgullo como para emprender otro proyecto del que la corte entera se mofaba.

Existe una novela que trata este tema, para el que le interese se titula Solo navegaron sus sueños de Ricardo Sánchez Candelas.

miércoles, 15 de junio de 2011

Santarem

Siguiendo el hilo del anterior post aquí os traigo la leyenda de Santa Iria o Irene, patrona de la ciudad portuguesa de Santarem y que explica el origen de la ciudad. Se trata de una leyenda hagiográfica, pues narra la vida de una Santa. Como tantas leyendas de este tipo los hechos acontecen en los primeros siglos de nuestra era, según las fuentes esta leyenda ocurrió en el año 653 d.C.

En un pequeño pueblo de portugal llamado Nabancia (la actual ciudad de Tomar) vivía un matrimonio con su hija, una muchacha muy bella llamada Irene. Profesó en el monasterio dedicado a Nuestra Señora siendo aun niña y era tan grande su fe que tan solo lo abandonaba una vez al año, por la festividad de San Pedro. Ése día iba la iglesia que había cerca del Palacio de Castinaldo, Señor de Nabancia. Allí conoció a un joven llamado Britaldo, heredero de Castinaldo, quien enfermó de amor por la jove novicia. Los médicos no podían hacer nada por Britaldo, temiendo que no era su cuerpo el que estaba enfermo sino su espíritu.




El convento en la actualidad



Irene tuvo un revelación de la enfermad de Britaldo y decidió visitarlo para calmar su espirítu con su compañia y sus palabras. El joven quedó tan confortado gracias a la visita que en unos dias sanó y se conformó con las palabras de castidad que ella le propuso. A cambió él le pidió a la joven que jurase no amar nunca a otro hombre, bajo pena de perder la vida.

Pasaron los años tranquilamente para Irene hasta que el monge Remigio se fijó en ella. Irene le rehuía y rechazaba por lo que el despechado monge ideó un plan para vengarse por sus desplantes. Hizo una pócima y se la hizo ingerir mediante engaños. Al poco tiempo el vientre de Irene empezó a abultar (a consecuencia de la pócima) y la gente empezó a murmurar y a dudar de la castidad de la joven.

La noticia llegó a oídos de Britaldo y éste creyéndose engañado ordenó a un soldado que matara a la joven. Poco despues de maitines cuando Irene oraba en el campo pues había sido expulsada del convento, el soldado le atravesó la garganta con su espada, desnudó el cuerpo y lo arrojó al río Nabión. La corriente arrastró el cuerpo por el Nocecaro (actual Zézere) hasta llegar al Tajo.

El abad Selio, tío de Irene tuvo una revelación de lo ocurrido y acompañado de un procesión llegó al lugar donde se encontraba el cuerpo de su sobrina. Milagrosamente el Tajo se había retirado de su cauce y dejaba ver el cuerpo de la joven que yacía sobre un sepulcro labrado por los ángeles. Intentaron trasladar el cuerpo y al ver que no podían comprendieron que el Señor deseaba que Irene descansara en ese lugar. Tomaron algunos cabellos de la Santa y se retiraron mientras observaban como las aguas del Tajo volvian a su cauce.

Cerca del sepulcro de Irene se encontraba la villa de Escalabis que tomó el nombre de Santa Irene que ha llegado hasta nosotros como Santarém.