sábado, 6 de agosto de 2011

Las ordalías

Cuantas veces hemos oído eso de.... La realidad supera la ficción? Aunque hoy en día gracias al cine nos parezca increíble que la realidad pueda superar la ficción la historia nos enseña que en algunos casos ciertamente la supera. Si pensamos en la edad media nos vendrán a la mente las ordalías y el variado repertorio de torturas que utilizaban.

Fragmento de El jardín de las delicias del Bosco
ca. 1480 - 1490


Aunque relacionemos las torturas con la inquisición y la edad media, lo cierto es que se han producido a lo largo de todos los tiempos, incluso en la época actual. Muchos de estos métodos de tortura nos pueden parecer absurdos e imaginativos hoy día pero eran muy efectivos. Las ordalías en cambio eran un tipo de justicia divina, aunque personalmente considero que bien podría ser otro tipo de tortura. La ordalía consistía en una prueba ritual o un combate en la que el supuesto culpable tenía la opción de demostrar su inocencia. Como bien podemos suponer esto no era una tarea fácil puesto que Dios siempre ha sido difícil de contentar. Esta prueba tenía una característica y es que siempre hay un elemento clave: fuego o agua. Como ya habréis adivinado, el pobre desdichado debía enfrentarse a uno de estos elementos. El negarse a realizar la prueba era ya un claro síntoma de la culpabilidad de la persona, pues si fueras inocente porque habías de temer que te quemaran la lengua o te tiraran maniatado dentro de un saco al rió? Al inocente tan solo le saldrían unas dolorosas llagas o flotaría en el agua (con suerte), aunque el sentido común nos dice que más bien sería todo lo contrario... Así mismo si por casualidad uno salía victorioso de la ordalía tampoco tenia asegurada su inocencia puesto que podía ser acusado de brujeria. Un sistema perfecto que nunca cometía errores!

Algunas de estas temibles pruebas han dado origen a frases hechas que hoy día utilizarmos, como por ejemplo poner las manos en el fuego (como su nombre indica esta prueba consistía en tocar un hierro candente con la palma de las manos o introducir éstas en un recipiente con brasas ardientes), romper una lanza (otra modalidad de ordalía, en este caso consistía en una combate o justa en el que una persona defendía el honor de otra en una justa, si derribaba al contrario o le rompía la lanza quedaba demostrada la inocencia de éste).

Este tipo de juicios divinos fue asumido por las autoridades religiosas quienes establecieron diferentes pruebas según el delito cometido. Por ejemplo la ordalía de agua fría era utilizada en acusaciones de brujería y consistía en lanzar al acusado al río, si no alcanzaba la orilla se le consideraba culpable y ajusticiado. Otra variante consistía en atarle de pies y manos y lanzarlo a un foso con agua, si se hundía era inocente, si el cuerpo flotaba quería decir que la pureza del agua lo rechazaba por lo que era culpable, al fin y al cabo el resulado era el mismo, el acusado debia morir.

La más frecuente era la ordalía de agua caliente, utilizada en delitos para aclarar la paternidad y propiedad. En este caso se trataba de introducir las manos en un recipiente con agua hirviendo durante un rato, posteriormente se vendaban las extremidades. Al cabo de unos dias se retiraban los vendajes, si había signos de curación el acusado era culpable puesto que la curación indicaba que se había quemado.

Estas dos ordalias eran las más frecuentes pero existían muchiiiiiiisimas más. A continuación os indico aquellas que me han llamado la atención.

La ordalía de las aguas amargas. Parece que esta prueba fue extraída de un pasaje del antiguo testamento, por tanto es de origen hebreo. Parece ser que sólo era utilizada en casos de adulterio y únicamente se practicaba con mujeres. Consistía en hacer ingerior a la culpable un brebaje en el que se diluía agua consagrada mezclada con tierra del tabernáculo y un papel con la siguiente maldición escrita "si no ha dormido contigo ninguno y si no te has descarriado, contaminándote y siendo infiel a tu maride, índemne seas del agua amarga de la maldición; pero si te descarriaste y fuiste infiel a tu marido, contaminándote y durmiendo con otro, hágate Yavhé maldición y execración en medio de tu pueblo y séquense tus muslos e hínchese tu vientre, entre esta agua de maldición en tus entrañas para hacer que tu vientre se hinche y se pudran tus muslos”.

En Cataluña se practicaba la ordalía dels albats, en este tipo de juicio las partes litigantes sumergían a dos recien nacidos, que les representaban, en el agua y el que más se hundiese ganaba, demostrando claramente la inocencia de su representado.

Alfonso X el Sabio reguló una practica de la ordalía, a la que llamó duelo judicial. Fue utilizado entre los siglos XIII y XV y en ella era un factor importe la condición social de las partes enfrentadas, ya que decidía el tipo de arma a utilizar en el duelo. En el caso de los plebeyos se utilizaban palos o bastones, la nobleza se batía en duelo con caballos, lanzas y espadas.

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