Conocemos como hermafroditas a aquellos seres que tienen doble naturaliza, femenina y masculina. En la mitología griega Hermafrodito era el hijo de los dioses Hermes y Afrodita. Él había sido criado por las ninfas de los bosques del Ida, en la región de Frigia. A los quince años se lanzó a la aventura y decidió viajar por Asia Menor. En Caria se detuvo en el margen de un gran lago habitado por una ninfa llamada Salmacis. Ella se enamoró locamente de él y se declaró pero fue rechazada. Salmacis fingió entonces resignación y corrió a ocultarse mientras el joven se zambullía en las claras aguas del lago. En ese momento en que él estaba en sus dominios Salmacis corrió hacía él y le abrazó fuertemente mientras lanzaba una plegaria a los dioses, pidiendo que sus cuerpos jamás se separasen. Los dioses escucharon su plegaria y los unieron en un nuevo ser que tenía pecho de mujer y genitales de hombre. Como recompensa Hermafrodito obtuvo de los dioses un favor, cualquiera que se bañara en las aguas del lago de Salmacis, correría su misma suerte y perdería su virilidad.
Hermafrodita dormido. (Museo del Louvre)